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Morena domina, pero el PAN se resiste: así se vive la elección interna más importante de su historia reciente

El pasado domingo, la militancia del Partido Acción Nacional (PAN) acudirá a las urnas para definir a su próxima dirigencia nacional. Los contendientes son la exsenadora Adriana Dávila y el diputado federal con licencia Jorge Romero, quienes representan dos visiones distintas sobre el futuro del partido. Este proceso ocurre en un contexto crítico, con un PAN fragmentado y enfrentando desafíos internos y externos. 

Fundado en 1939 por Manuel Gómez Morín, el PAN se ha consolidado históricamente como una fuerza clave en la política mexicana. Sin embargo, los resultados electorales recientes reflejan un retroceso. Las derrotas en elecciones locales y federales han expuesto fracturas internas y una desconexión con las demandas de la ciudadanía. 

El analista político José Antonio Crespo señala que el PAN atraviesa una etapa de reconfiguración. «Los resultados negativos muestran que el partido necesita una renovación profunda, no solo de liderazgo, sino también de discurso y estrategia», comenta. Según Crespo, el PAN debe encontrar formas de diferenciarse de Morena, partido que ha dominado el escenario político en los últimos años. 

La hegemonía de Morena presenta un obstáculo considerable, su capacidad para consolidar apoyos en diversas regiones del país, en gran parte gracias a sus programas sociales, deja al PAN en una posición vulnerable. «En un entorno donde Morena se posiciona como partido de Estado, el PAN tiene que redefinir su narrativa para llegar a un electorado más amplio», explica Víctor Alarcón Olguín, politólogo de la UAM. 

Para Alarcón, esta elección interna podría ser un paso hacia esa transformación, sin embargo, advierte que cualquier cambio significativo requerirá tiempo y un esfuerzo sostenido por parte del nuevo liderazgo. 

La contienda entre Dávila y Romero no solo es una competencia de personalidades, sino también una lucha entre dos corrientes del partido. Dávila representa a un sector más tradicional, influenciado por figuras como Vicente Fox y Felipe Calderón. Por su parte, Romero simboliza una visión más pragmática y cercana al grupo que ha liderado el PAN en los últimos años, encabezado por Marko Cortés. 

Ambos candidatos han subrayado la importancia de la unidad. Dávila ha señalado que el PAN debe «volver a ser la voz de las familias mexicanas», mientras que Romero ha enfatizado la necesidad de modernizar al partido para enfrentar los retos del siglo XXI. 

Uno de los mayores retos para el PAN será recuperar la confianza de un electorado que, en gran medida, ha migrado hacia Morena. Según Alarcón, esto implicará no solo fortalecer la estructura interna del partido, sino también conectar con sectores que actualmente sienten que el PAN no representa sus intereses. «Si el PAN quiere ser competitivo, necesita un discurso que resuene con las bases populares, algo que hasta ahora no ha logrado de manera consistente», señala el politólogo. 

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