Redacción: Inés Arroyo
SpaceX lanzó de nuevo su cohete Starship desde Texas, pero el vuelo terminó en fracaso. La nave perdió el control y se desintegró antes de cumplir su misión.
El cohete, de 123 metros, debía poner en órbita varios satélites simulados, pero la puerta de carga no se abrió y la operación fue cancelada. Poco después, la nave empezó a girar sin control y cayó en el océano Índico.
Este fue el primer vuelo con un propulsor reciclado, que cayó en el Golfo de México tras perder contacto. La probable causa del accidente fue una fuga de combustible. Tampoco se pudo probar el escudo térmico, clave para futuras misiones.
Los dos intentos anteriores también terminaron en explosiones poco después del despegue. No hubo heridos ni daños graves, pero se interrumpió el tráfico aéreo. La autoridad de aviación de Estados Unidos autorizó nuevos vuelos con zonas de seguridad ampliadas.
Starship es fundamental para que la NASA pueda regresar a la Luna. El próximo año se planea enviar astronautas a orbitar la Luna, y para 2027 llevar tripulación a su superficie y traerla de vuelta.
SpaceX analiza los datos para mejorar y prepara su próximo vuelo.
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