La IA: ¿Aliada o amenaza? 

La creciente concentración del desarrollo de la inteligencia artificial (IA) en grandes corporaciones tecnológicas plantea serios riesgos para los derechos humanos y la seguridad mundial, según la experta en derecho y tecnología, Anahiby Becerril Gil. Si bien la IA tiene el potencial de transformar sectores como la industria, la seguridad y la educación, su control por unas pocas empresas podría generar desigualdades, falta de transparencia y vulnerar derechos como la privacidad. 

Becerril destacó que, aunque la IA podría beneficiar a la sociedad, su desarrollo concentrado puede ser utilizado para fines nocivos, como la manipulación mediática o la vigilancia masiva. El control de la tecnología por parte de gigantes como Google, Microsoft y Meta podría profundizar la brecha digital entre países y limitar la competencia, lo que afectaría la autonomía y la privacidad de las personas. 

Un área preocupante es el avance de las neurotecnologías impulsadas por la IA, como los implantes cerebrales. Empresas como Neuralink, de Elon Musk, están desarrollando dispositivos que permiten la comunicación directa entre el cerebro y los dispositivos electrónicos. Aunque estos implantes pueden ser útiles para tratar enfermedades, también presentan riesgos sobre el manejo y el control de los datos neuronales, lo que plantea serias dudas sobre la privacidad mental. 

A nivel global, las tensiones entre potencias reflejan la dificultad para llegar a acuerdos sobre el uso ético de la IA. Mientras que la Unión Europea busca equilibrar el desarrollo digital con la protección de los derechos humanos, países como Estados Unidos y Reino Unido se han negado a firmar acuerdos internacionales sobre el uso ético de la IA, favoreciendo el mercado sobre la regulación de estas tecnologías. 

México también enfrenta un reto en este ámbito. Según un informe de la UNESCO, el país no cuenta con una estrategia nacional clara para el desarrollo de la IA. A pesar de ocupar el lugar 68 de 193 en el Índice de Preparación del Gobierno para la IA, México aún carece de una regulación sólida que proteja los derechos de los ciudadanos y asegure el uso ético de la tecnología. 

Becerril resaltó la necesidad de impulsar leyes y regulaciones que gestionen el impacto de la IA, protejan los datos personales y garanticen el desarrollo ético de las nuevas tecnologías. En su opinión, los gobiernos deben actuar rápidamente para establecer un marco regulatorio que proteja a las personas y promueva una competencia justa en el sector de la inteligencia artificial. 

La conclusión es clara: sin una regulación adecuada, la IA podría terminar siendo utilizada en contra de los intereses de la humanidad. Es crucial que se establezca un enfoque ético y responsable que ponga a la sociedad por encima de los intereses comerciales. 

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