Redactor: Sam Torne
México se encuentra entre los países que menos invierten en investigación médica, destinando apenas 0.67 dólares por cada 100,000 habitantes, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta cifra es inferior a la de naciones con un índice de desarrollo humano similar, como Colombia, Chile y Brasil, y apenas supera a países como Nicaragua, Venezuela y Haití.
En 2025, los 24 centros públicos de investigación, ahora bajo la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI), antes CONAHCYT, experimentaron un recorte del 11% en su presupuesto en comparación con el año anterior. Esta reducción ha llevado a despidos, interrupción de investigaciones y falta de mantenimiento en equipos e instalaciones. Además, ha afectado la formación de nuevos científicos, comprometiendo el futuro de la investigación en el país.
La Red ProcienciaMx ha expresado preocupación por estos recortes, señalando que, desde 2018, el presupuesto asignado a los centros públicos de investigación ha disminuido en más de mil millones de pesos en términos reales, siendo el recorte de este año el más significativo.
Comparativa internacional y desafíos actuales
La baja inversión en investigación médica coloca a México en una posición desfavorable a nivel internacional. Mientras que otros países de la OCDE destinan mayores recursos a la investigación y desarrollo (I+D), México ha visto una disminución en su inversión en ciencia y tecnología desde 2016.
Esta situación se agrava con la falta de infraestructura adecuada y la centralización de la investigación en la capital del país, lo que limita el desarrollo de proyectos en otras regiones. Además, la escasez de recursos ha afectado la producción interna de suministros médicos esenciales, aumentando la dependencia de importaciones.
Consecuencias para la salud pública y la economía
La limitada inversión en investigación médica tiene repercusiones directas en la salud pública. México enfrenta altas tasas de enfermedades crónicas como la diabetes y problemas cardiovasculares, que requieren investigación continua para desarrollar tratamientos efectivos y políticas de prevención.
Económicamente, la falta de inversión en I+D limita la innovación y la competitividad del país en el ámbito internacional. La reducción de recursos para ciencia y tecnología puede afectar la capacidad de México para atraer inversiones extranjeras y desarrollar soluciones locales a problemas nacionales.
Necesidad de políticas públicas que fortalezcan la investigación
Para revertir esta tendencia, es crucial que el gobierno implemente políticas públicas que fortalezcan la inversión en investigación médica. Esto incluye aumentar el presupuesto destinado a ciencia y tecnología, descentralizar la investigación para promover el desarrollo regional y garantizar condiciones laborales adecuadas para los investigadores.
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