El 25 de diciembre estando en Atlanta invitados por una vecina asistimos a la misa en una bonita iglesia en donde había mucha obra de arte, sobresaliendo un hermoso cuadro de la Sagrada Familia, el aire dentro de la iglesia estaba impregnado con un delicado aroma a incienso, elevando el espíritu de todos los presentes.
Las paredes adornadas con frescos y vitrales narraban silenciosamente historias bíblicas con vivos colores y detalles, el coro empezó a entonar cantos navideños, llenando el ambiente con melodías que llegaban al corazón.
Un hermoso cuadro de La Sagrada Familia ocupaba un lugar de honor cerca del altar, María, José y el niño Jesús estaban representados con una ternura y paz que parecían cobrar vida bajo la luz de las velas. Los rostros hábilmente irradiaban una serenidad que invitaban a la reflexión y al recogimiento.
Mientras observamos la obra, la vecina que nos había invitado comenzó a contar la historia detrás del cuadro. Una obra de un reconocido pintor local, inspirado por la devoción y el amor de su propia familia. El cuadro no solo era la representación de La Sagrada Familia, sino un tributo a la importancia de la unión y el amor en todas las familias.
Al salir de la ceremonia, sentimos que habíamos experimentado más que una misa.
Habíamos sido parte de una comunidad que valoraba el arte, la fe y la familia y nos llevamos con nosotros no solo la imagen de la Sagrada Familia, sino también una renovada sensación de paz y esperanza.
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Galeria Mayra
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