Desde mi adolescencia me percaté de la existencia del hambre, cuando acompañado de preparatorianos visitábamos ejidos de Dr. Arroyo y Mier y Noriega en Nuevo León. Lo que alcanzábamos a reunir de alimentos era bien poco comparado con las necesidades de la gente que los habitaba. No todos los ejidatarios la pasan mal en la actualidad porque se dedican a fraccionar sus tierras y se han convertido en empresarios inmobiliarios, pero en una buena parte del país, a casi cincuenta años de diferencia de los tiempos de mi visita al sur de Nuevo León, el hambre sigue apareciendo con sus secuelas de enfermedad y muerte. En la Sierra Norte de Puebla, como parte de su bello paisaje, están como bordados pueblos extraordinarios que merecen un mejor destino. Del 18 al 21 de diciembre visité cuatro de estos pueblos. El día 18 estuve en la comunidad de Coaxicala, del municipio de Huauchinango, en este lugar sus autoridades son muy comprometidas con el bien común.
Su hermosa gente en medio de las carencias económicas y de la inseguridad, ya que en su entorno abundan los actos de huachicoles, disfrutó de una posada tradicional. Los 300 niños de Coaxicala se reunieron para quebrar las piñatas y recibir sus aguinaldos” luego de ello los allí reunidos cenamos y tomamos un ponche que hizo la esposa del presidente auxiliar, quien por cierto es un hombre joven y se llama Faustino Gutiérrez. Desde 1686 los misioneros agustinos pidieron autorización al Papa de entonces, para celebrar en la Nueva España las Misas de Aguinaldos que actualmente se han transformado en las posadas.
En Coaxicala fui testigo de una alegría sin fronteras, las familias riéndose juntas. Antes de llegar a esa comunidad y en medio de la neblina “nos recibió” en el camino personal de la Marina y policías del estado, prácticamente nos cerraron el paso. Imaginen lo que fue “toparse” con estas personas en un lugar en medio de la nada, afortunadamente pudimos proseguir.
Transitar en la sierra significa un riesgo, desde secuestros hasta el robo de vehículos no sin antes sufrir una golpiza los tripulantes. A estos personajes de seguridad nacional les dijimos que íbamos a una posada y que éramos sus organizadores y hasta les invitamos. En definitiva, no hay nada más lejano que la justicia social y ambiental en México lo que también es palpable en pueblos como Pantepec, municipio poblano colindante con Veracruz y que en palabras de Juan Hernández del Ejido Cañada está en un sitio “refundido” tanto que antaño para poder entrar o salir de allí se requería de largas jornadas sobre burros y asnos, o del uso de avionetas. Este pequeño paraíso verde que de pronto es azotado por el crecimiento del caudal del Río Pantepec cuenta con una población que es feliz a pesar de todo.
El jueves 19 de diciembre la Fundación Mundo Sustentable A.C. hizo presencia en esta comunidad en la que en una gran plazoleta techada se congregaron cientos de niños y adultos para celebrar la navidad con una posada en la que se degustaron platillos típicos como el zacahuil de pollo, los tamales en hoja del atole de masa. No cesaron ni la lluvia ni el frío. En algún momento de la posada al escuchar la intensidad de cómo cantaban el tema de: “dale, dale, dale, no pierdas el tino”, la alcaldesa Araceli Gaspar Cruz les preguntó si sabían entonar en tutunakú el Himno Nacional, inmediatamente los niños totonacos lo cantaron con fuerte voz lo que me provocó un sentimiento de respeto.
Ese mismo día, pero por la tarde antes de salir de la cabecera municipal y con el apoyo de la joven alcaldesa participé en una reunión de ciudadanos para hacerlos soñar colectivamente con la posibilidad de establecer un museo comunitario dada la riqueza paleontológica, arqueológica, histórica y cultural del sitio. Los insté a nombrar un cronista, figura fundamental en el tejido cultural de los municipios. Además, en Pantepec se habla tepehua, náhuatl y ñhañhu, lo que permite que la población sea multiétnica y, por lo tanto, multicultural, aspecto que se incluiría en el posible museo.
El viernes 20 de diciembre compartí una comida iluminadora con jóvenes guías de naturaleza que también son danzantes tradicionales, su líder es el ingeniero Lucio Santos de origen totonaco, quien asegura que a todos los de su misma raíz les apasiona danzar. Allí en la cima de un cerro muy visitado por estar grandes representaciones religiosas en esculturas monumentales como la de la Virgen de Guadalupe hay un restaurante en el que comimos y en el que bien podría presentarse a manera de aula ambiental la riqueza natural de esta parte de la sierra por medio de fotografías con sus respectivas cédulas. Por la tarde noche de ese día acudí a la comunidad “El Zacatal” en el municipio de Tlacuilotepec, un municipio que me sorprendió la primera vez que lo visité porque los libros de su biblioteca estaban apilados y al aire libre y no precisamente por trabajos de mantenimiento del recinto.
En muchos lugares de México se desprecian las bibliotecas por ello en San Pedro Petlacotla, Tlacuilotepec, hemos tenido la oportunidad de promover el establecimiento de su única biblioteca. En “El Zacatal” por la noche atestigüe el orden en que se desarrolló la posada contándose con un decorado profuso de luces y árboles navideños, aunque me preocupó la presencia de personajes como el de Santa Claus. Allí dije a la concurrencia que yo era un tlacuilo porque escribía la crónica de un pueblo y es que “El zacatal” se encuentra en Tlacuilotepec, también declaré que ellos eran más felices en su sencillez económica que muchos ricos de San Pedro, Garza García, Nuevo León, en donde hay más automóviles por familia que el número de sus integrantes.
El sábado 21 de diciembre visité el municipio totonaco de Naupan pudiendo entablar un diálogo con su alcalde Valerio Escorcia Calva quien se mostró muy interesado en el turismo de naturaleza y al que le subrayé la importancia de que el cabildo municipal nombre un cronista. Me emocionó ver a las niñas nahuas que recibieron su diploma enmarcado por haber concluido los trabajos de ocho meses del taller “Liderazgo, empoderamiento, autoestima y emprendimiento” diseñado por la antropóloga Alva Jocabed Florentino Lira entusiasta mujer de origen nahua por línea materna. Después de la entrega de diplomas en un templete montado especialmente en la plaza principal de Naupan, se disfrutó de una posada.
En el alcalde se nota el deseo de dejar un legado, es su segunda gestión de gobierno municipal. Debo decir que el empresario Adán Vite y su esposa Aurora apoyaron el taller mencionado facilitando un espacio muy digno que funciona como centro cultural. Casi para partir de Naupan hacia la ciudad de Puebla observé a dos niñas y un niño nahuas de aproximadamente seis años sentados sobre la banqueta. Me presenté con ellos. Pasaron unos minutos y me gritaron llamándome por mi nombre. Entonces regresé con ese trío de infantes de deslumbrantes sonrisas para compartir el ponche y saber que se llamaban César Uriel, Dulce y Emily. Pensé en lo fundamental que es que los niños y preadolescentes varones de pueblos originarios tomen talleres de nueva masculinidad, las mujeres de todas las edades merecen un trato correcto por parte de los hombres.
La Fundación Mundo Sustentable A.C. pretende capacitar a 510 niñas serranas de comunidades indígenas de 17 municipios, espero que lo podamos lograr adicionando la posibilidad de ofrecer becas alimentarias. De acuerdo con la Antropóloga Alva Jocabed Florentino Lira, en el mundo existen aproximadamente 185 millones de mujeres indígenas pertenecientes a cinco mil grupos étnicos distintos, pero los mexicanos debemos ser ejemplares apoyando a las nuestras. Adicionalmente se entregó a Adelfo Primitivo las tablas nutricionales de su café que fueron gestionadas por la fundación con el maestro Víctor Morales de la Universidad Tecnológica de Xicotepec a través de la maestra Mithelina Muñoz Fuente, docente del ITSH y su hermano el ingeniero Cecilio. Por lo pronto puedo compartir que muchos hombres y mujeres están trabajando desde la inteligencia colectiva para el bien común para crear un corredor biocultural en la Sierra Norte de Puebla. Su patrimonio natural y cultural lo merece.
Ganas no me faltan para vivir en algún pueblo de esa sierra, aunque amo Bustamante, Nuevo León. Felices fiestas navideñas deseo para ustedes desde el corazón mestizo de alguien que lucha, vive y pese a sus defectos, escucha el consejo de los demás y aprende de sus saberes. ¡Que en el 2025 conozcamos gente maravillosa que nos apoye a ser mejores personas! Elevemos una oración para nuestros amados muertos que nos precedieron en la vida para brindarnos su luz.
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