Redactor: Sam Torne
En cada rincón de México, desde bulliciosos mercados hasta esquinas concurridas, el comercio informal se erige como un componente esencial de la economía nacional. Este sector, caracterizado por actividades económicas no registradas oficialmente, abarca desde vendedores ambulantes hasta pequeños negocios familiares que operan sin regulación formal.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2023 la economía informal representó el 24.8% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. Esto implica que, por cada 100 pesos generados en la economía mexicana, 25 provienen de actividades informales. Esta cifra refleja un incremento de 0.4 puntos porcentuales respecto al año anterior, evidenciando la persistente relevancia de este sector en la economía del país.
La informalidad laboral es una realidad para más de la mitad de la población ocupada en México. En el tercer trimestre de 2024, el 54.2% de las personas de 15 años o más trabajaban en condiciones informales. Esto se traduce en aproximadamente 32 millones de personas que, al no contar con acceso a la seguridad social básica a través de su empleo, se encuentran en situación de vulnerabilidad y carecen de protección en términos de garantías laborales fundamentales.
Historias detrás del comercio informal
Detrás de estas estadísticas, existen historias de vida que ilustran la realidad del comercio informal en México. Por ejemplo, Beatriz Adriana Luciano, una repartidora de 36 años en Ciudad de México, comparte su experiencia laboral en el reparto a domicilio, una ocupación que ofrece flexibilidad pero conlleva riesgos significativos. Como madre soltera de tres hijos, Beatriz valora poder organizar su horario y salario, aunque reconoce los peligros de accidentes y delincuencia en su trabajo.
Antes trabajaba como jefa de cocina, pero la pandemia la llevó a buscar nuevas oportunidades en el reparto. Recientemente, gracias a una reforma propuesta por la presidenta Claudia Sheinbaum, los repartidores en México han obtenido derechos laborales como seguro social y contrato legal, lo que ha sido considerado una victoria por colectivos como Repartidores Unidos de México (RUM), aunque persisten preocupaciones sobre la mantención de la flexibilidad laboral.
A pesar de su importancia, el comercio informal enfrenta desafíos significativos. La falta de acceso a servicios de salud, seguridad social y protección laboral coloca a los trabajadores informales en una posición vulnerable. Además, la ausencia de regulación puede limitar el crecimiento y desarrollo de estos negocios. Sin embargo, la flexibilidad y adaptabilidad del sector informal también ofrecen oportunidades. Para muchos, representa una vía para generar ingresos y mejorar su calidad de vida, especialmente en contextos donde el empleo formal es escaso o inaccesible.
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