Redactor: Sam Torne
El 2025 inicia con un panorama económico incierto para México, según la primera encuesta del año realizada por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF). Aunque el consenso de los 43 analistas encuestados mantiene una proyección de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en torno al 1%, las estimaciones más pesimistas prevén una caída del 0.5%.
En el peor de los escenarios, el tipo de cambio podría alcanzar los 22.55 pesos por dólar, acompañado de una inflación anual de hasta el 6%. Estas cifras contrastan con los pronósticos más optimistas, que proyectan un crecimiento del PIB del 1.9% y un tipo de cambio en 19 pesos por dólar.
Inflación e consecuencias en el empleo
Uno de los indicadores más vigilados es la inflación. Para este año, los analistas mantienen un consenso de cierre en 4%, aunque las expectativas optimistas la sitúan en 3.5%. De cara al 2026, el pronóstico es más estable, con una tasa esperada de 3.8%.
Sin embargo, el mercado laboral podría enfrentar mayores desafíos. Las estimaciones iniciales para la generación de empleos formales en 2025 se han ajustado a la baja, pasando de 350 mil a 300 mil nuevos registros en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Para 2026, las previsiones también fueron recortadas, de 410 mil a 400 mil empleos.
Tipo de cambio en un contexto global incierto
El tipo de cambio también refleja la volatilidad esperada en los mercados financieros internacionales. Según el IMEF, la cotización del dólar podría cerrar el año en torno a los 21 pesos por dólar, un leve incremento frente a los 20.90 pesos estimados en la encuesta anterior.
El pronóstico más optimista para la divisa estadounidense lo sitúa en 19 pesos, mientras que el más pesimista lo lleva a 22.55 pesos, una cifra que encendería alarmas en sectores dependientes de importaciones y en los costos de la deuda externa.
El sector manufacturero, que representa un pilar clave de la economía mexicana, continúa mostrando signos de estancamiento. Según el IMEF, la falta de dinamismo observada a finales de 2024 podría extenderse, afectando el crecimiento general del PIB. Este escenario resalta la necesidad de políticas que impulsen la inversión y el consumo interno.
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