Redacción: Amairany Ramírez
Cada 28 de mayo, celebramos el Día Mundial de la Nutrición, una fecha destacada para recordar la importancia fundamental que tiene la comida en nuestra vida y bienestar. La nutrición es la ciencia que explora desde qué contienen los alimentos hasta cómo esos componentes actúan en nuestro cuerpo.
Una buena alimentación es mucho más que solo llenar el estómago; es el pilar que sostiene nuestro organismo, permitiendo su correcto desarrollo y funcionamiento. Nos ayuda a protegernos tanto de la desnutrición (cuando faltan nutrientes) como del sobrepeso y la obesidad (cuando hay un exceso de calorías), dos caras de la misma moneda de la mala nutrición que coexisten hoy en el mundo.
Lamentablemente, las dietas poco saludables y la falta de actividad física se han convertido en importantes riesgos para nuestra salud. Esto nos hace más vulnerables a desarrollar enfermedades crónicas que no se contagian, como la diabetes, problemas del corazón, derrames cerebrales y ciertos tipos de cáncer. De hecho, muchos expertos señalan que los alimentos ultraprocesados, tan comunes hoy, son un gran enemigo para llevar una vida sana.
Pero la buena noticia es que podemos luchar contra esto prestando atención a lo que comemos. Una dieta saludable nos brinda la energía que necesitamos y se basa en la combinación correcta de nutrientes esenciales como carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales y agua.
¿Cómo empezar a comer mejor? Aquí van algunas ideas sencillas:
- Incluir a diario alimentos de todos los grupos y movernos un poco, con al menos 30 minutos de actividad física.
- No saltarse las cuatro comidas principales (desayuno, almuerzo, merienda y cena).
- Comer con calma, si es posible en compañía, y moderar el tamaño de las porciones.
- Darle prioridad a las comidas preparadas en casa en lugar de las procesadas.
- Mantenerse hidratado bebiendo agua a lo largo del día, sin esperar a tener sed.
- Asegurarse de consumir 5 porciones de frutas y verduras variadas cada día. Su consumo regular ayuda a reducir el riesgo de obesidad, diabetes, cáncer de colon y enfermedades cardiovasculares.
- Reducir el uso de sal al cocinar y limitar los alimentos con alto contenido de sodio para cuidar nuestra presión arterial y riñones.
- Limitar el consumo de bebidas azucaradas, dulces, pasteles y otros alimentos con mucho azúcar, grasa y sal.
- Incluir lácteos descremados, carnes a las que se les retire la grasa visible, aumentar el consumo de pescado (como el salmón, rico en omega-3 para el corazón y cerebro) y comer huevo.
- Consumir legumbres y cereales, preferentemente integrales. Las legumbres combinadas con cereales pueden incluso ser una excelente alternativa a la carne.
- Usar aceite crudo (como condimento), frutas secas y semillas. Las almendras, por ejemplo, aportan magnesio, calcio y vitamina E.
Fomentar estos buenos hábitos desde la infancia es fundamental, incluso desde el inicio de la vida con la lactancia materna, que reduce el riesgo de sobrepeso y enfermedades en el futuro.
En cada comida, podemos hacer una pausa y preguntarnos: ¿Mi plato es variado? ¿Incluye alimentos de distintos grupos? ¿La porción de vegetales es generosa? Analizar esto nos ayuda a ser más conscientes y modificar nuestros hábitos poco a poco.
En este Día Mundial de la Nutrición, valoremos el poder de una alimentación consciente. Como bien se dice, a veces el placer se encuentra en las pequeñas cosas, no en la abundancia desmedida. Cuidar lo que comemos es invertir en nuestra vida.
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