Redactor: Sam Torne
En un escenario de creciente tensión política, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió enérgicamente a las declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien adelantó que designará a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas extranjeras. Desde Sinaloa, un estado clave en la lucha contra el crimen organizado, Sheinbaum enfatizó que México no permitirá injerencias extranjeras en sus asuntos internos, dejando claro que cualquier colaboración será en condiciones de respeto mutuo.
Trump, durante un foro en Phoenix, Arizona, reiteró su intención de tomar medidas drásticas contra el narcotráfico, lo que incluye la posible intervención en territorio mexicano. Esta postura ha generado preocupación en México y podría tensar aún más la relación bilateral entre ambos países.
México: colaboración, no subordinación
En su mensaje, Sheinbaum subrayó que su gobierno está comprometido con la construcción de la paz, pero aclaró que esto no implica someterse a las políticas de otros países. «México es un país libre, soberano e independiente. No aceptamos injerencismos en nuestro territorio», afirmó.
La presidenta también rechazó la narrativa de que Estados Unidos sea únicamente víctima en el problema del narcotráfico. Sheinbaum señaló que el tráfico de armas desde territorio estadounidense y la elevada demanda de drogas en ese país son factores determinantes en la crisis de inseguridad que afecta a México.
Estas declaraciones llegan en un momento en el que la cooperación bilateral es crucial para abordar problemas como el tráfico de fentanilo, un tema prioritario para ambas naciones. Sin embargo, México insiste en que cualquier estrategia debe basarse en el respeto a su soberanía.
¿Qué implica la designación de terrorismo?
La propuesta de Trump de catalogar a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras podría tener implicaciones significativas. Bajo esta designación, el gobierno estadounidense podría justificar intervenciones unilaterales en territorio mexicano, lo que sería considerado una violación directa a la soberanía nacional.
Por otro lado, los críticos advierten que esta medida no abordaría las causas estructurales del narcotráfico, como la desigualdad económica y la falta de oportunidades, tanto en México como en Estados Unidos.
Retos para la relación bilateral
La postura de Trump marca un desafío para la relación entre ambos países. Si bien ambos comparten el objetivo de reducir la violencia y el tráfico de drogas, las estrategias propuestas parecen estar en conflicto.
Con la transición presidencial en Estados Unidos y la fuerte respuesta de México, el futuro de la cooperación bilateral dependerá de la capacidad de ambas naciones para encontrar puntos de acuerdo que respeten sus respectivas soberanías.
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