Golpes y amenazas en el Senado: Adán Augusto López pierde el control
Redacción: Inés Arroyo
El Senado de la República vivió momentos de alta tensión cuando Adán Augusto López Hernández, coordinador de Morena, intentó golpear al senador Enrique Vargas, vicecoordinador del PAN, durante una acalorada sesión. Lo que debía ser un debate legislativo se transformó en un espectáculo de gritos, amenazas y confrontaciones físicas que dejaron al recinto en vilo.
Todo comenzó mientras se discutía una iniciativa propuesta por López Hernández para regular la figura del “voto particular”. En medio del debate, Enrique Vargas lanzó un comentario que enfureció al morenista. Acto seguido, Mario Humberto Vázquez Robles, senador panista de Chihuahua, añadió combustible al fuego al afirmar que “Javier Corral y Miguel Ángel Yunes Márquez eran parte de la diversidad de Morena.” Estas palabras desataron la furia de López Hernández, quien se abalanzó contra Vargas en un intento de golpearlo.
Manuel Velasco, coordinador del Partido Verde, actuó rápidamente, sujetando a Vargas y deteniendo a López antes de que la situación se saliera de control. Sin embargo, la agresividad no terminó ahí. Gino Segura, otro legislador de Morena, también intentó agredir a Vargas, mientras que Francisco Ramírez Acuña y otros senadores intervenían para calmar los ánimos.
El senador Vázquez Robles denunció que Segura lo amenazó con las palabras: “te voy a madrear.” En respuesta, anunció que presentará una denuncia penal y responsabilizó directamente a Adán Augusto López y a Miguel Ángel Yunes Márquez de cualquier daño que él o su familia pudieran sufrir.
López Hernández, lejos de calmarse, tomó la palabra para ofrecerse a quitarse el fuero y responder a las acusaciones, mientras el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, pedía a gritos que los ánimos se calmaran y exhortaba a los legisladores a ofrecer disculpas en la próxima sesión.
El caos dejó una pregunta en el aire: ¿qué tan preparado está el Senado para manejar las crecientes tensiones políticas? Este episodio no solo mostró un lamentable nivel de confrontación, sino que expuso un preocupante deterioro en el respeto y la profesionalidad dentro del recinto legislativo.
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