Redacción Marlone Serrano
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos confirmó haber sido víctima de un ciberataque a principios de diciembre, presuntamente llevado a cabo por un actor patrocinado por el estado chino. Según una carta enviada al Congreso, el hackeo fue posible a través de una vulnerabilidad en un proveedor externo de servicios de software, BeyondTrust, que protegía un servicio en la nube utilizado para soporte técnico remoto.
El ataque permitió a los piratas informáticos acceder a estaciones de trabajo del Tesoro y a documentos no clasificados almacenados en esas terminales. Aunque las autoridades aseguran que el servicio comprometido ha sido desconectado y no hay evidencia de acceso continuo, el incidente resalta una preocupante vulnerabilidad en las instituciones gubernamentales de EE. UU.
Este hackeo se enmarca en una supuesta campaña de ciberespionaje más amplia dirigida a redes de telecomunicaciones estadounidenses. Según informes, los ataques han sido atribuidos a un grupo apodado “Salt Typhoon” y habrían comprometido datos de llamadas telefónicas y mensajes de texto de personalidades como el expresidente Donald Trump y miembros de su equipo, así como de otros líderes políticos.
La embajada de China en Washington D.C. no ha emitido comentarios al respecto, mientras que la Casa Blanca investiga los incidentes como parte de una estrategia de ciberseguridad más amplia. Este episodio ocurre en un contexto de relaciones relativamente estables entre EE. UU. y China, marcado por recientes esfuerzos diplomáticos y acuerdos de cooperación en áreas científicas y tecnológicas.
El incidente evidencia la complejidad de la ciberseguridad en un entorno global y la necesidad de medidas preventivas más robustas para proteger información crítica en un mundo cada vez más digitalizado.
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