Redacción Marlone Serrano
En medio de una creciente tensión regional, la Franja de Gaza y Cisjordania han sido escenario de nuevos ataques que han intensificado la ya devastadora crisis humanitaria que atraviesa la población palestina. En las últimas 48 horas, más de 90 personas han perdido la vida y al menos 605 han resultado heridas, en lo que organizaciones internacionales describen como una situación “insostenible” y “crítica” para la población civil.
Gaza, entre escombros y emergencias médicas
El epicentro del conflicto sigue siendo la Franja de Gaza, donde los bombardeos israelíes no han cesado. De acuerdo con las autoridades locales de salud, la guerra entre Israel y Hamás ha dejado, hasta el momento, más de 55.000 muertos y al menos 128.700 heridos desde su inicio.
Uno de los ataques más recientes, perpetrado contra un edificio del campamento de refugiados de Nuseirat, cobró la vida de 11 personas, entre ellas dos menores. En el norte, en Beit Lahia, otro ataque aéreo provocó la muerte de siete civiles. Las cifras reflejan un patrón alarmante: la violencia sigue golpeando principalmente a población no combatiente.
Mientras tanto, los hospitales operan al límite. La escasez de sangre ha alcanzado niveles críticos, con una necesidad urgente de al menos 7.000 unidades para atender a los heridos. El bloqueo israelí, junto con la desnutrición generalizada, ha reducido drásticamente la disponibilidad de donantes.
Sin comunicación, sin ayuda, sin salida
A esta emergencia se suma el colapso de los sistemas de telecomunicaciones en Gaza. Los recientes cortes de internet y telefonía fija han dejado a la población prácticamente incomunicada, complicando la coordinación de ayuda y el acceso a servicios médicos de urgencia.
Los puntos de distribución de ayuda, en lugar de ser refugios, se han transformado en zonas de alto riesgo. Solo en las últimas dos semanas, al menos 245 personas han muerto y más de 2.100 han resultado heridas durante las entregas de ayuda. La Fundación Humanitaria para Gaza (GHF) confirmó la muerte de ocho de sus trabajadores locales: algunos por fuego cruzado y otros atacados por civiles desesperados.
Cisjordania, bajo presión
La violencia también ha alcanzado a Cisjordania. Un misil lanzado desde Yemen impactó en la ciudad de Hebrón, marcando un preocupante incremento en la regionalización del conflicto. Este hecho coincide con una intensificación de las operaciones militares israelíes en la zona, que ya registraba cifras récord de víctimas antes del reciente repunte de violencia.
Escalada regional: un conflicto sin fronteras
El conflicto palestino-israelí se encuentra ahora inmerso en un contexto geopolítico más amplio. La confrontación directa entre Israel e Irán ha añadido una dimensión explosiva a la crisis. Mientras Tel Aviv asegura estar actuando para neutralizar amenazas existenciales provenientes de Teherán, Irán ha respondido con ataques directos al territorio israelí.
Diversos actores internacionales, incluyendo el G7, China y Rusia, han emitido llamados a la desescalada y el retorno a la vía diplomática. Sin embargo, hasta ahora, estos esfuerzos no han logrado frenar la violencia sobre el terreno.
El conflicto en Palestina ya no puede verse en términos meramente locales o religiosos: es el reflejo de una crisis global de derechos humanos, donde la indiferencia y el cálculo geopolítico pesan más que la vida humana.
Mientras las potencias discuten resoluciones y estrategias, los cuerpos se acumulan en morgues improvisadas, los hospitales colapsan y las generaciones futuras crecen en medio del trauma.
El misil que cayó en Hebrón no solo vino de Yemen: vino también del fracaso colectivo de una comunidad internacional incapaz de garantizar siquiera el mínimo derecho a la vida y la dignidad.
Y en tanto no se revierta esa lógica, la pregunta no es si habrá más víctimas, sino cuántas más serán necesarias para que el mundo reaccione.
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