Redactor: Sam Torne
Un reciente estudio de la Universidad de Tulane, publicado en la revista Heliyon, ha revelado una sorprendente conexión entre la dieta de tus abuelos y tu salud actual. Según los hallazgos, la malnutrición o una dieta baja en proteínas en una generación puede tener efectos adversos que se extienden a las siguientes. Este descubrimiento subraya cómo la alimentación en épocas pasadas podría influir en el bienestar de las generaciones futuras.
Los investigadores estudiaron cuatro generaciones de ratones, descubriendo que cuando una generación tenía una dieta baja en proteínas, sus descendientes nacían con menor peso y riñones más pequeños. Estos problemas persistieron incluso después de corregir la dieta en generaciones posteriores. El impacto en la salud incluyó un mayor riesgo de enfermedad renal crónica e hipertensión, factores clave en problemas de salud globales.
Los hallazgos clave del estudio
Efectos multigeneracionales de la malnutrición
El estudio encontró que los efectos de una dieta deficiente no se limitan a la generación directamente afectada. Por ejemplo, los ratones cuyos ancestros tuvieron una dieta baja en proteínas mostraron alteraciones en el desarrollo renal, un factor crítico en la prevención de enfermedades renales. Incluso con una dieta adecuada en las generaciones posteriores, las crías seguían naciendo con problemas, como un recuento bajo de nefronas, las unidades de filtración de los riñones.
¿Madre o padre? Ambos influyen
Curiosamente, el estudio reveló que tanto la dieta materna como la paterna tienen un impacto en las generaciones futuras. Esto apunta a un componente epigenético, donde los cambios en la expresión genética provocados por la dieta se transmiten a la descendencia. “Es como una avalancha que no se puede detener fácilmente”, señaló Giovane Tortelote, autor principal del estudio.
Implicaciones para la salud pública
El estudio también arroja luz sobre las causas subyacentes de la enfermedad renal crónica, la octava causa principal de muerte en los Estados Unidos. Con menos nefronas desde el nacimiento, las personas pueden ser más propensas a la hipertensión, lo que desencadena un ciclo que afecta gravemente la función renal. Este patrón podría convertirse en una crisis de salud pública, especialmente si se confirma que los hallazgos son aplicables a los seres humanos.
¿Qué significa esto para nosotros?
Aunque el estudio se centró en ratones, los resultados abren una nueva ventana para comprender cómo las condiciones de vida y nutrición de las generaciones pasadas influyen en nuestra salud actual. Los investigadores planean continuar explorando las razones por las que estos efectos se transmiten y en qué momento se normalizan.
Estos hallazgos refuerzan la importancia de una buena alimentación no solo en nuestras vidas, sino también en el legado que dejamos para las generaciones futuras.
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