Redacción: Inés Arroyo
El gobierno neerlandés encabezado por Dick Schoof colapsó esta semana, luego de que el Partido por la Libertad (PVV), liderado por Geert Wilders, abandonara la coalición. La ruptura se originó por profundas diferencias sobre las políticas migratorias, lo que obligó al primer ministro a presentar su renuncia y abrió el camino hacia elecciones anticipadas.
La coalición, formada tras las elecciones de 2023, reunía a cuatro partidos: PVV, VVD, NSC y BBB. Juntos sumaban 88 escaños en la Cámara de Representantes, suficiente para una mayoría parlamentaria. Sin embargo, con la salida del PVV y sus 37 escaños, la alianza quedó debilitada y perdió la posibilidad de sostener el gobierno.
Wilders argumentó que sus propuestas migratorias no recibieron el respaldo necesario dentro del gabinete. Entre ellas figuraban medidas como la suspensión de la reunificación familiar para refugiados, la deportación de ciudadanos sirios y el uso del ejército para vigilar las fronteras. Estas ideas fueron rechazadas por el resto de los partidos, que consideraron que iban en contra de los compromisos internacionales del país.
Al presentar su renuncia, Schoof dejó claro que continuará al frente del gobierno de forma interina hasta que se forme un nuevo gabinete. Mientras tanto, el rey Guillermo Alejandro interrumpió una visita oficial a la República Checa para regresar a los Países Bajos y atender la situación. Las elecciones anticipadas podrían celebrarse en los últimos meses del año.
La crisis política se produce a pocas semanas de una cumbre de la OTAN que se llevará a cabo en La Haya, lo que aumenta la tensión en un contexto internacional complejo. Además, según una encuesta de EenVandaag, una parte importante de la población respalda la salida de Wilders, aunque el respaldo a su figura sigue dividido.
Analistas políticos coinciden en que Wilders busca reposicionarse para intentar liderar el próximo gobierno. Sin embargo, su salida también ha generado dudas sobre su capacidad de sostener una coalición estable.
Con este escenario, los Países Bajos se preparan para un nuevo proceso electoral en medio de la incertidumbre. La caída del gobierno no solo refleja un desacuerdo puntual, sino también la dificultad de mantener acuerdos duraderos en un sistema político fragmentado.
