Redactor: Sam Torne
En medio de un escenario político convulso, Ernesto Zedillo, expresidente de México, ha encendido el debate público al señalar que el país ha dejado de ser un lugar que pueda llamarse «democrático». Durante su participación en el Seminario de Perspectivas Económicas 2025, organizado por el ITAM, el exmandatario contrastó esta perspectiva con declaraciones recientes de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien en ocasiones previas sostuvo que México podría ser «el país más democrático del mundo».
Según Zedillo, la afirmación de Sheinbaum revela un objetivo loable, pues considera que la democracia es una aspiración que une a todos los mexicanos. Sin embargo, asegura que la realidad dista de ese ideal y que, para lograrlo, la presidencia debe actuar con voluntad y determinación. Desde su óptica, el país enfrenta un proceso de desmantelamiento de normas e instituciones que habían permitido —aunque de manera imperfecta— la práctica democrática de los últimos 25 años.
Un llamado a fortalecer las reglas democráticas
El exmandatario hizo énfasis en la necesidad de frenar cualquier deriva autoritaria que concentre el poder en una sola persona o partido hegemónico. Para Zedillo, México requiere una presidenta con autoridad y legitimidad, pero a la vez sujeta a las reglas propias de un sistema democrático. De otro modo, advierte, se corre el riesgo de transitar hacia una autocracia que suprime la pluralidad y la competitividad política.
En este sentido, propuso la creación de artículos transitorios en la Constitución para posponer la entrada en vigor de recientes reformas electorales. El objetivo sería abrir un espacio de deliberación y análisis que permita confirmar si estas modificaciones buscan efectivamente el bien común o si representan un peligro de concentración de poder. Zedillo insiste en que esta acción sería un primer paso para unir al país en la búsqueda de un sistema político sólido y equitativo.
Cuestionamientos a la revocación de mandato
Otro de los temas de la actual agenda institucional que Zedillo ha criticado con fuerza es la figura de la revocación de mandato. A su juicio, esta figura, que algunos ven como un avance participativo, puede convertirse en un arma peligrosa en un régimen presidencial. El expresidente calificó la revocación como «una píldora de cianuro» introducida en la Constitución, pues considera que, en la práctica, abre el camino para la manipulación política y el debilitamiento de la estabilidad gubernamental.
Para remediar esta situación, planteó la posibilidad de incluir un nuevo artículo transitorio que anule la validez de la revocación de mandato y devuelva a la Constitución su forma tradicional. De ese modo, se protegería el equilibrio de poderes y se evitarían escenarios en los que un líder autoritario pueda explotar este mecanismo para legitimar su permanencia en el cargo.
Oportunidades para el futuro democrático
Lejos de un discurso únicamente pesimista, Zedillo sostiene que este momento crítico también puede ser una oportunidad para reformular el pacto político y solidificar la democracia mexicana. Subraya que la ciudadanía, los partidos y las instituciones necesitan comprometerse de forma conjunta para detener la erosión de las normas democráticas. Si la presidenta Sheinbaum y otros actores clave deciden impulsar reformas incluyentes, se podría revertir el proceso de debilitamiento institucional y avanzar hacia un sistema más robusto.
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