Redactor: Sam Torne
Recientemente, Elon Musk, CEO de Tesla y propietario de la plataforma X (anteriormente Twitter), generó controversia al compartir una publicación que sugiere vínculos entre el empresario mexicano Carlos Slim y cárteles de la droga. Esta acción ha provocado diversas reacciones en México y Estados Unidos.
El origen de la controversia
El 23 de enero de 2025, Musk compartió en X una publicación del usuario @WallStreetMav, que afirmaba:
“Carlos Slim es un multimillonario mexicano con una fortuna de más de 70 mil millones de dólares. Es el mayor accionista de acciones que cotizan en bolsa en The New York Times. También se sabe que tiene vínculos importantes con los cárteles de la droga en México. No se puede llegar a ser multimillonario en México sin ser parte de la red que está controlada y protegida“.
Musk acompañó esta publicación con un emoji de cara con monóculo, lo que muchos interpretaron como una insinuación de que estas afirmaciones merecían ser examinadas.
Reacciones en México
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió rápidamente a estas insinuaciones, defendiendo a Carlos Slim y negando cualquier investigación en su contra. En una declaración, afirmó:
“Primero, es falso. No hay ninguna investigación contra el empresario Carlos Slim o sus empresas. Entonces, ¿de dónde sacan eso? Segundo, México es un gran país, y no vamos a permitir que se le asocie con el narcotráfico“.
Sheinbaum también destacó la importancia de reconocer a los empresarios mexicanos que invierten y contribuyen al desarrollo del país.
El contexto del New York Times
La controversia se originó a partir de un artículo del New York Times titulado “How Labeling Cartels ‘Terrorists’ Could Hurt the U.S. Economy”, que analiza las posibles repercusiones económicas de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas. El artículo sugiere que tal designación podría disuadir a empresas estadounidenses de invertir en México y afectar negativamente las remesas enviadas por migrantes.
Carlos Slim posee aproximadamente el 8% de las acciones de Clase A del New York Times, lo que lo convierte en uno de los principales accionistas individuales. Sin embargo, expertos financieros señalan que esta participación no le otorga control editorial sobre el medio.
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