Redactor: Sam Torne
En un anuncio sorprendente que ya comienza a generar debate en la industria de la aviación y el transporte, Elon Musk ha revelado planes ambiciosos para transformar no solo los viajes interplanetarios, sino también los recorridos terrestres. Con el cohete Starship, el vehículo espacial más poderoso jamás construido, se vislumbra un futuro en el que los trayectos entre continentes se reduzcan a minutos, marcando el fin de los vuelos tradicionales.
La idea, que pasó de ser una visión futurista a convertirse en un proyecto respaldado por exitosos lanzamientos de prueba de SpaceX, propone que trayectos largos, como el vuelo entre Nueva York y Shanghái, se puedan realizar en menos de una hora. Según las proyecciones, el Starship aprovechará su capacidad para alcanzar velocidades de hasta 25 veces la velocidad del sonido al utilizar la termosfera, lo que permitiría completar rutas que anteriormente tomaban muchas horas en apenas unos minutos.
Aunque esta tecnología está inicialmente pensada para misiones espaciales y exploración de Marte, sus aplicaciones en el transporte terrestre podrían suponer una transformación radical de la movilidad global.
Desde el punto de vista económico, el proyecto promete una reducción significativa en los costos de transporte. Mientras que anteriormente el costo por kilogramo transportado en proyectos como el del Space Shuttle se encontraba en cifras astronómicas, SpaceX apunta a un costo cercano a los 200 dólares por kilogramo.
Esto podría competir con los precios de los vuelos supersónicos del pasado, aunque se espera que el pasaje para rutas internacionales, como de Madrid a Nueva York, se sitúe en torno a los 14.000 euros. Sin embargo, el vehículo está diseñado para transportar hasta 1,000 pasajeros en vuelos cortos, lo que plantea la necesidad de rediseñar el concepto actual de asientos y confort, adaptándolo a trayectos en los que la rapidez es la prioridad.
A pesar del entusiasmo, la implementación de esta tecnología no está exenta de desafíos. La construcción de infraestructura especializada, como «espaciopuertos», es una prioridad para garantizar despegues y aterrizajes seguros. Además, el impacto acústico y ambiental de los lanzamientos y aterrizajes es motivo de estudio. Las emisiones derivadas de la quema de combustible y el consumo intensivo de recursos naturales son preocupaciones que ya han sido identificadas, lo que lleva a las autoridades y expertos a exigir una evaluación minuciosa de los riesgos y beneficios.
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