Derrick Rose, figura icónica del baloncesto,
anunció su retiro de la NBA después de 16 años; en una emotiva carta, el
exjugador de los Chicago Bulls cerró un capítulo importante de su vida,
destacando que lo hace en sus propios términos. Rose, primera selección del
draft de 2008, se convirtió en el Jugador Más Valioso (MVP) más joven de la
historia en 2011, reconociendo este honor a los 22 años.

Comenzó su carrera con un gran impacto, siendo nombrado Novato del Año en la temporada 2008-2009 y participando en el Juego de Estrellas en tres de sus primeras cuatro temporadas; sin embargo, su trayectoria estuvo marcada por lesiones, una grave lesión en la rodilla durante los playoffs de 2011 lo llevó a perderse casi dos temporadas, lo que lo llevó a contemplar el retiro, a pesar de estos desafíos Rose mostró una notable resiliencia, regresando a las canchas y reafirmando su amor por el baloncesto.

En su carta, compartida en redes sociales y publicada en periódicos de las ciudades donde jugó, Rose expresó su agradecimiento al deporte: “El baloncesto fue y siempre será mi primer amor, alcancé mi meta de ser jugador de la NBA; sto no es un adiós, sino un agradecimiento”. Esta declaración refleja la conexión profunda que siempre tuvo con el baloncesto.

A lo largo de su carrera, promedió 17.4 puntos y 5.2 asistencias en 723 partidos de temporada regular, su estilo de juego y su capacidad para superar adversidades lo convirtieron en un referente, Jerry Reinsdorf propietario de los Bulls, subrayó el impacto de Rose en la comunidad de Chicago, describiéndolo como un símbolo de “garra, resiliencia y corazón”. Además de los Bulls, Rose jugó para los New York Knicks, Detroit Pistons, Minnesota Timberwolves, Cleveland Cavaliers y Memphis Grizzlies, donde terminó su última temporada; a los 36 años, deja un legado que trasciende las estadísticas, su historia es un recordatorio del poder del deporte para inspirar y motivar.

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