Redactor: Sam Torne
En un entorno global marcado por tensiones geopolíticas, la pandemia de COVID-19 y la necesidad de cadenas de suministro más resilientes, el comercio internacional ha iniciado una reconfiguración profunda. Este fenómeno, conocido como «nearshoring», implica la relocalización de procesos productivos hacia países cercanos a los principales mercados de consumo, con el objetivo de reducir costos y mitigar riesgos.
México se encuentra en una posición clave para beneficiarse de esta estrategia. Su ubicación geográfica, junto con la firma de tratados como el T-MEC, lo convierten en un destino atractivo para las empresas que buscan optimizar sus operaciones logísticas en América del Norte.
La visión de James A. Robinson sobre el potencial de México
Durante su intervención en el Encuentro Amafore 2024, James A. Robinson, Premio Nobel de Economía 2024, destacó las ventajas competitivas de México en este nuevo contexto global. Robinson subrayó que, a pesar de que la desglobalización podría generar efectos negativos en varias regiones, México tiene la oportunidad de emerger como un centro de producción clave gracias al nearshoring.
El economista también señaló que México puede capitalizar otro fenómeno asociado, el «friendshoring», en el cual las cadenas productivas se relocalizan en países con afinidades políticas y económicas. Esta estrategia resulta especialmente relevante en un entorno global donde las relaciones entre naciones como China y Estados Unidos enfrentan tensiones crecientes.
Retos internos para aprovechar el nearshoring
Sin embargo, Robinson enfatizó que para maximizar los beneficios del nearshoring, México debe superar ciertos desafíos internos. Uno de los principales es la necesidad de fortalecer sus instituciones para combatir la corrupción, un problema que históricamente ha afectado el crecimiento económico del país. Además, mencionó que es crucial mejorar la infraestructura, especialmente en transporte y logística, para garantizar un entorno propicio para las inversiones extranjeras.
Otro aspecto destacado por Robinson fue el desarrollo de capital humano. México necesita una fuerza laboral bien capacitada para satisfacer las demandas de las industrias avanzadas que podrían relocalizar sus operaciones en el país. Esto requiere una inversión significativa en educación y formación técnica, áreas que son fundamentales para atraer y retener inversiones.
Estados clave y sectores estratégicos
Los estados del norte de México, como Nuevo León, Chihuahua y Baja California, ya han comenzado a experimentar un auge en la inversión extranjera, particularmente en sectores como el automotriz, el electrónico y el manufacturero. Según datos de la Secretaría de Economía, estas regiones han registrado un incremento relevante en la creación de empleos ligados al nearshoring.
Además, se espera que otros sectores estratégicos, como la tecnología y la energía, también se beneficien de este fenómeno. Con el desarrollo adecuado, México podría diversificar su economía y consolidarse como un actor clave en las cadenas de valor globales.
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