Redacción: Litzury Gamboa González
Mateo Santiago, un niño de 12 años de edad, estudiante de secundaria en León, Guanajuato, era conocido por su responsabilidad y disposición para ayudar. En sus tiempos libres, colaboraba con la limpieza en un consultorio médico cercano a su casa, reflejando su gran madurez y compromiso por apoyar a su familia.
Sin embargo, el pasado martes 4 de febrero, su vida dio un giro trágico. Tras salir de la escuela, Mateo no regresó a casa. La angustia de sus padres creció con cada hora sin noticias, dando inicio a una desesperada búsqueda en la que familiares, amigos y vecinos se unieron con la esperanza de encontrarlo sano y salvo, pero la incertidumbre se prolongó durante varios días.
Lamentablemente, el viernes 7 de febrero, recibieron una terrible noticia. El cuerpo sin vida de Mateo fue localizado en Lagos de Moreno, cerca de los límites de Guanajuato y Jalisco. La tristeza y la indignación invadieron a la comunidad que exigía respuestas. Sin embargo, pronto las investigaciones llevaron a la detención del médico para quien Mateo trabajaba. De acuerdo con los reportes, al verse acorralado por las evidencias, el hombre intentó quitarse la vida antes de ser arrestado. Posteriormente, confesó su responsabilidad en el homicidio.
Ayer, entre dolor y la sed de justicia, familiares, amigos y conocidos despidieron a Mateo en un emotivo funeral. Lágrimas, impotencia y exigencias de un castigo obligatorio para el responsable marcaron la despedida de un niño inocente cuya vida fue arrebatada de manera bruta. La comunidad de León, Guanajuato, no olvida, y su voz se alza en busca de justicia para Mateo Santiago.
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