Redacción Marlone Serrano
El mundo católico tiene nuevo líder. Tras dos días de deliberaciones en la Capilla Sixtina, el cónclave cardenalicio eligió este jueves al cardenal estadounidense-peruano Robert Francis Prevost como el nuevo papa de la Iglesia católica, quien ha asumido el nombre de León XIV.
La elección fue confirmada tras la cuarta votación, cuando el humo blanco emergió de la chimenea vaticana a las 7:15 p.m. hora local, desatando una ola de júbilo en la Plaza de San Pedro, donde miles de fieles esperaban desde tempranas horas la señal inequívoca: habemus papam.
Prevost, de 69 años, se convierte en el primer estadounidense en la historia en ocupar el trono de San Pedro, rompiendo un precedente no escrito por el cual se evitaba que un ciudadano de Estados Unidos liderara la Santa Sede, por las implicaciones geopolíticas que eso conlleva. Sin embargo, su doble nacionalidad peruana y su larga trayectoria pastoral en América Latina aportaron un equilibrio que aparentemente convenció al colegio cardenalicio.
Un perfil cercano a Francisco
Antes de su elección, el ahora papa León XIV dirigía el Dicasterio para los Obispos, una de las instituciones más influyentes del Vaticano, responsable de los nombramientos episcopales en todo el mundo. Desde ese cargo, fue una figura clave en las reformas impulsadas por el papa Francisco, especialmente en la inclusión de mujeres en funciones de alto rango dentro de la Curia romana.
Prevost también presidía la Pontificia Comisión para América Latina, organismo clave para el diálogo entre la Iglesia y los países latinoamericanos. Fue el propio Francisco quien lo colocó en esa posición, lo que ya desde entonces lo perfilaba como un colaborador de total confianza.
Un cónclave de récords y símbolos
La elección de León XIV llegó tras cuatro rondas de votación, igual que ocurrió con Benedicto XVI en 2005. En total, 133 cardenales electores participaron en el cónclave, la cifra más alta en la historia reciente de la Iglesia, con muchos de ellos nombrados por el propio Francisco.
Previo al anuncio oficial, y como marca la tradición, el nuevo pontífice pasó por la llamada “sala de las lágrimas”, donde asumió el peso del pontificado y eligió su nombre. Posteriormente, vestido de blanco y con el anillo del Pescador, apareció en el balcón central de la Basílica de San Pedro para saludar al mundo.
Protestas por más inclusión femenina
Durante la jornada también se registraron protestas de grupos feministas católicos. Integrantes de la Women’s Ordination Conference lanzaron humo rosa cerca del Vaticano, exigiendo mayor inclusión de mujeres en la toma de decisiones dentro de la Iglesia. Aunque Francisco avanzó en esta agenda, aún no se permiten sacerdotisas u obispas, como ocurre en otras denominaciones cristianas.
El desafío de León XIV
El nuevo pontífice hereda una Iglesia marcada por desafíos globales: el descrédito institucional tras los escándalos de abuso sexual, la pérdida de fieles en muchas regiones del mundo, y la necesidad de tender puentes entre posiciones doctrinales enfrentadas. Su elección como papa parece enviar un mensaje de continuidad con el pontificado de Francisco, pero también de apertura hacia nuevas sensibilidades geográficas y culturales.
La Iglesia católica entra ahora en una nueva etapa bajo el liderazgo de León XIV, un papa que, desde el primer minuto, encarna el espíritu de una Iglesia más global, reformista y conectada con América Latina. El mundo observa expectante.
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