Sam Torne
El Senado de la República de México aprobó la reelección de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) para un segundo periodo de cinco años. La votación, que concluyó en la madrugada, contó con 87 votos a favor, 36 en contra y una abstención, reflejando una división notable entre las fuerzas políticas.
La reelección de Piedra Ibarra ha sido objeto de críticas por parte de diversos sectores, incluyendo organizaciones de derechos humanos y partidos de oposición. Se cuestiona su desempeño durante el primer mandato, señalando una presunta falta de independencia y eficacia en la defensa de los derechos humanos en el país. Además, se ha señalado que su inclusión en la terna finalista se debió más a decisiones políticas que a una evaluación objetiva de su gestión.
Durante el proceso de selección, se evaluaron a 48 aspirantes, de los cuales 47 comparecieron ante las comisiones de Derechos Humanos y de Justicia del Senado. A pesar de que otras candidatas, como Paulina Hernández Díaz y Nashieli Ramírez Hernández, obtuvieron mejores evaluaciones, la mayoría del Senado optó por la continuidad de Piedra Ibarra.
Reacciones políticas y sociales
La decisión ha generado reacciones encontradas. Mientras que el bloque oficialista, conformado por Morena, PT y PVEM, defendió la reelección como una medida para dar continuidad a las políticas de derechos humanos alineadas con la Cuarta Transformación, partidos de oposición como el PAN y MC expresaron su desacuerdo, argumentando que la CNDH requiere un liderazgo más independiente y crítico frente al gobierno.
Organizaciones de la sociedad civil también han manifestado su preocupación. El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez calificó la reelección como «un premio inmerecido a una gestión marcada por la inacción y la pérdida de independencia». Por su parte, el Comité ¡Eureka!, fundado por la madre de Piedra Ibarra, Rosario Ibarra de la Garza, expresó su desacuerdo, señalando que las acciones de la presidenta de la CNDH parecen favorecer la impunidad y el olvido de las violaciones a los derechos humanos.
Desafíos para el nuevo periodo
En este segundo mandato, Rosario Piedra Ibarra enfrenta el reto de fortalecer la autonomía de la CNDH y recuperar la confianza de la sociedad civil. Se espera que aborde de manera más efectiva las denuncias de violaciones a los derechos humanos y que mantenga una postura crítica e independiente frente a las acciones gubernamentales que puedan afectar las garantías individuales.
La reelección de Piedra Ibarra se da en un contexto donde México continúa enfrentando desafíos significativos en materia de derechos humanos, incluyendo casos de desapariciones forzadas, violencia contra periodistas y defensores de derechos humanos, y abusos por parte de fuerzas de seguridad. La capacidad de la CNDH para abordar estos temas de manera efectiva será crucial en los próximos años.
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