150 años de historia, resiliencia y comunidad

150 años de historia, resiliencia y comunidad

La colonia Guerrero, una de las más emblemáticas y llenas de historia de la Ciudad de México, celebrará su 150 aniversario en 2025, aunque sus habitantes y vecinos ya han comenzado a conmemorar este hito desde 2024, extendiendo el festejo durante todo un año. Fundada en 1874, esta colonia ha sido testigo de numerosos cambios sociales, culturales y arquitectónicos a lo largo de los siglos, pero su esencia sigue intacta gracias al compromiso de sus habitantes. 

A través de una serie de eventos y exposiciones, entre ellas una en el Museo Kaluz, la colonia Guerrero se ha convertido en un punto de encuentro donde se recuerda su relevancia histórica, no solo en la capital mexicana, sino en el contexto nacional. A través de la visión de expertos y vecinos, se ha logrado dar forma a una narrativa que va más allá de las calles y edificios, celebrando también la memoria de las personas que han vivido y trabajado en la colonia. 

La historia de Guerrero se remonta a tiempos prehispánicos, cuando formaba parte del barrio de Cuepopan, uno de los barrios más importantes de Tenochtitlan. Allí se encontraba el barrio de Copolco, conocido por ser el origen del sacerdote encargado de la ceremonia del Fuego Nuevo. Ya en la época colonial, la zona era mayormente terreno anegado, pero con el paso del tiempo se transformó en un lugar clave debido a su cercanía con el centro de la ciudad. 

En el siglo XIX, específicamente a partir de 1874, la colonia Guerrero se consolidó con la construcción de la antigua estación del Ferrocarril Nacional, que hoy es el Mercado 2 de abril. Este lugar se convirtió en un punto de acceso a la ciudad, facilitando el crecimiento de comercios, hoteles, fondas y lugares de esparcimiento como cantinas y salones de baile, algunos de los cuales todavía existen. 

Sin embargo, la modernidad llegó a la colonia a lo largo del siglo XX, transformando su paisaje urbano. En los años 50 y 60, la ampliación de Paseo de la Reforma y la construcción de los ejes viales en los 70, bajo la administración de Carlos Hank González, trajeron consigo la expropiación de muchas viviendas y la desaparición de algunos de los espacios más tradicionales de la colonia, como el Salón México y el cementerio de Santa Paula. 

La Guerrero sigue siendo un lugar que preserva ese “aire campirano”, una sensación de comunidad y cercanía entre vecinos que, pese al paso del tiempo y los cambios sociales y urbanísticos, sigue vigente. Hoy, los habitantes de Guerrero no solo celebran sus 150 años de historia, sino también su capacidad para adaptarse y, sobre todo, para mantener la cohesión social que caracteriza a este barrio que sigue siendo un referente cultural y social en la Ciudad de México. 

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