Redacción: Litzury Gamboa
Recientemente, un estudio desafía la imagen comúnmente aceptada del megalodón como tiburón masivo y grueso similar al gran tiburón blanco. Los investigadores sugieren que, en realidad, este antiguo tiburón podría haber sido más esbelto, con un cuerpo más delgado, lo que cambiaría nuestra percepción de su apariencia. Esto se debe a la falta de pruebas fósiles completas, lo que ha llevado a los científicos a especular sobre su forma utilizando modelos de otros tiburones.
La investigación también recalca el tamaño del megalodón, sugiriendo que podía alcanzar los 24,3 metros de longitud, mucho más de lo que se pensaba anteriormente. Las estimaciones anteriores limitaban su tamaño máximo a 15 metros, pero con nuevos métodos de análisis de vértebras y dientes fósiles, los científicos pudieron calcular una longitud más precisa. A pesar de no contar con fósiles completos, como su mandíbula, este nuevo enfoque ha permitido avanzar en la reconstrucción de su tamaño.
Una de las contribuciones más importantes del estudio es la estimación de la proporción de finura del megalodón, que sugiere que era más delgado que el gran tiburón blanco. Esto se debe a que los tiburones más grandes y delgados, como el tiburón ballena, tienen una mayor eficiencia hidrodinámica, lo que les permite nadar mejor en el agua. Aunque aún no hay pruebas fósiles directas, los científicos creen que esta forma corporal podría haber sido más adecuada para su supervivencia.
Sin embargo, a pesar de los avances, la hipótesis de un cuerpo esbelto aún es discutida. Algunos paleóntologos consideran que el estudio presenta una interpretación provisional. Sin embargo, es posible que el megalodón fuera más delgado de lo que se pensaba, no hay consenso total en la comunidad científica sobre esta teoría, ya que las reconstrucciones anteriores no han sido descartadas completamente.
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