Economistas advierten: 2025 podría marcar un punto crítico para la economía mundial
Redactor: Sam Torne
Expertos en economía han emitido alertas sobre un panorama económico mundial complejo para 2025, influenciado por tensiones geopolíticas y desaceleraciones en mercados clave. Estas proyecciones subrayan la importancia de una planificación financiera prudente para individuos y empresas.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un crecimiento mundial del 3.2% tanto en 2024 como en 2025, una cifra que, aunque estable, se considera decepcionante en comparación con décadas anteriores. Esta desaceleración se atribuye a factores como la inflación persistente en los servicios y las tensiones comerciales internacionales.
En América Latina y el Caribe, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) proyecta un crecimiento del 1.8% en 2024 y del 2.3% en 2025, reflejando una trampa de bajo crecimiento debido a la baja inversión y productividad laboral.
Factores geopolíticos y su impacto
Las políticas económicas de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, que asumirá la presidencia en enero de 2025, generan incertidumbre. BBVA anticipa un crecimiento del 10% en la renta variable estadounidense, condicionado por las decisiones en materia fiscal y comercial que tome el nuevo gobierno. Sin embargo, existe el riesgo de guerras arancelarias y restricciones migratorias que podrían afectar negativamente la economía global.
Además, la división entre bloques económicos y la falta de cooperación multilateral complican la búsqueda de una nueva normalidad económica, según análisis de CaixaBank Research. Esta fragmentación dificulta la respuesta conjunta a desafíos como el cambio climático y las crisis financieras.
Recomendaciones financieras para individuos
Ante este panorama, economistas como Ramón Salcido Barrón aconsejan a las personas ser cautelosas con el uso del crédito, especialmente en temporadas de alto consumo como las fiestas decembrinas. El uso excesivo de tarjetas de crédito puede llevar a deudas difíciles de manejar en un entorno económico adverso.
Se recomienda establecer un fondo de emergencia que cubra entre tres y seis meses de gastos fijos, lo que proporciona una red de seguridad ante posibles pérdidas de ingresos.
Además, reducir gastos innecesarios y evitar nuevas deudas son estrategias clave para mantener la estabilidad financiera.
La diversificación de fuentes de ingresos también es esencial. Contar con múltiples flujos de ingresos puede mitigar el impacto de una posible pérdida de empleo o reducción salarial.
Asimismo, invertir en activos seguros y rentables, como bonos o fondos mutuos, puede ayudar a proteger el patrimonio.
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