Redacción: Inés Arroyo
Un análisis de ADN resolvió un caso que permaneció sin respuesta durante 58 años: la desaparición de un esquiador en las montañas del Tirol, Austria, en 1967.
El hombre, originario de Baden-Württemberg, Alemania, tenía 30 años cuando cayó en una grieta glaciar mientras practicaba esquí de travesía en el valle del Rotmoos, a 3,200 metros de altura. Desde entonces, su paradero era desconocido hasta agosto del año pasado, cuando se encontraron restos óseos en otro punto del glaciar, a varios kilómetros del lugar del accidente y 700 metros por debajo en altitud.
El Instituto de Medicina Forense de la Universidad de Innsbruck inicialmente catalogó algunos de los restos como animales. Sin embargo, exámenes genéticos posteriores confirmaron que una pierna y un pie eran humanos y pertenecían al esquiador desaparecido.
Las autoridades informaron que el hombre no tiene familiares vivos, lo que imposibilitó el contacto con allegados. Este hallazgo destaca el papel de la tecnología forense en la identificación de restos humanos, incluso después de décadas, y el impacto del deshielo en los glaciares, que sigue revelando historias ocultas del pasado.
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